Un benefactor de la familia de Gabriel, me contactó para saber si era posible que canalizara su alma, pues Gabriel está vivo.
Él es un niño de 12 años y nació con parálisis cerebral, condición que le impide hablar, caminar y satisfacer por él mismo sus necesidades más básicas. Aunado a esto, vive en una situación de extrema pobreza.
La persona que me contactó, ayuda económicamente a la familia de Gabriel, que está liderada por una jefa de hogar que perdió su trabajo a raíz de la pandemia y sus siete hijos, la mayoría de los cuales aún son niños pequeños.
Su benefactor deseaba saber si hay algo más que se pudiera hacer por ellos, y conocer cuál es la apreciación de Gabriel acerca de la vida.
Cuando me hacen llegar la fotografía de Gabriel, para canalizar su alma, veo a un niño que aparenta muchísima menor edad de la que tiene en realidad, acostado en una cama y rodeado de algunos de sus hermanitos menores.
No más conecto con su alma, me sorprende SU FUERZA. Contrario a lo que podríamos pensar, el alma de Gabriel no se asemeja en nada a la vulnerabilidad que nos transmite “su personaje” aquí en la Tierra.
Es un alma fuerte, alegre, casi juguetona y rebosa agradecimiento por su encarnación en esta vida, por la familia con la que su alma eligió nacer y hasta por la situación económica tan precaria en la que viven.
Lo primero que hace, es enviar un mensaje a su madre: “Mamá, lo haces perfectamente bien, tu amor engrandece tu alma, la ensancha increíble y aceleradamente. Ser mi madre acelera el proceso de crecimiento y aprendizajes de tu alma, y lo haces maravillosamente bien”.
Luego agradece a las personas que ayudan económicamente a su familia, diciendo: “Muchas gracias por alimentar a mi familia, los niños somos el mañana…”
Lo que el alma de Gabriel dice a continuación, es un mensaje de enorme sabiduría, que a mi criterio, todas las personas deberíamos atender. Lo transcribo:
“No te dejes llevar por lo que ves, atraviesa lo que ves. Puede que tenga más amor, más armonía, más entendimiento y me rodee más luz, que a muchísimos otros…”
Agrega: “Yo no veo miseria a mi alrededor, mi condición me permite experimentar el amor de los otros, sin distracciones”.
“Soy luz. Mi estrella (me muestra una estrella dorada en su corazón) alumbra a muchos.”✨
“No me veas con lástima, no es por ahí. Atender las necesidades de mi cuerpo está bien, hay gran bendición en ello, pero la máxima bendición viene del aprendizaje que hagas de mí.
Yo soy tu maestro, soy maestro de muchos. Escuchen las lecciones que tengo para dar.”
“Las cosas pequeñas me hacen reír. Esas cosas que aparentan ser pequeñas, en realidad no lo son. ¡Aprende de mí!”
“Observa la grandeza que hay detrás de un cuerpo maltrecho, abrázala.”
“Observa el alma, la luz que hay detrás de cada ser humano.”
“Búscame a mí dentro de ti, yo también soy tú. No somos tan distintos. Estamos hechos de la misma grandiosa esencia.”
“No esperes a estar en situaciones similares a la mía para entender desde la experiencia lo que podrías entender ya. Te lo digo desde el más profundo amor.”
“En la necesidad aprendemos. Hay infinidad de necesidades distintas, puedes verlas conectando tu corazón con el corazón de los otros. Y no son solamente necesidades económicas o limitaciones físicas, simplemente son necesidades distintas…
Hay muchísima necesidad en las personas que parecen no tener necesidades, esas también deben de ser atendidas, no son del cuerpo ni de la mente, son del alma…”
“Yo escogí venir a encarnar en este cuerpo, reconcíliense con esa idea y vean más allá de lo aparente.”
“¡Conecten con la divinidad que llevan por dentro!”
Todavía conmocionada por las palabras de Gabriel y con profundo agradecimiento y respeto por los valiosos aprendizajes que me deja, nos despedimos.
Para terminar, vienen a mi mente las palabras de enorme sabiduría del Maestro Jesús, “El que tenga oídos que oiga…”
¡Cuántas veces damos por sentadas cosas y hacemos juicios de todo tipo mediatizados por lo que vemos desde afuera!
Hoy, reflexiono y agradezco las oportunidades que nos regala la vida de ver con ojos nuevos realidades que creíamos distintas. De corazón, espero que hagas tuyas las lecciones de Gabriel, y como yo, abras tus oídos y oigas.
¡Un abrazo de luz!
Marianella Núñez G.
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