Mochi, un hermoso gato de 11 kilos, salió de su casa el 09 de setiembre pasado a dar uno de sus cortos paseos diarios, los cuales no tardaban más de 10 minutos, sin embargo ese día no volvió a casa, ni durante la noche tampoco.
Carolina, su angustiada “abuelita humana” me contacta para que realice una canalización a Mochi, quiere saber si está vivo y si está bien. 💔
En ese primer contacto que realizo con el gatito, la información que se me da es breve, palabras más palabras menos, mis Guías me indican que está vivo y que está bien. Pregunto si está perdido, me dicen que él no se siente perdido. Pregunto si alguien lo tiene, me dicen que sí. Pregunto si vuelve a casa, y con contundencia me responden: ¡sí!
Siete días después, Mochi aún no aparece. Vuelvo a canalizarlo.
Percibo claramente que está vivo y bien cuidado. Lo veo relajado y “chineado”, acostado en una camita para mascotas.
Se me indica que él está haciendo un trabajo energético para la persona que lo tiene ahora, pero que para él no representa un trabajo, él está en paz, haciendo lo que su alma eligió, y lo hace con gran amor y desprendimiento.
Una vez más pregunto si vuelve a la casa, y nuevamente me responden, ¡vuelve! ❤️
Yo asumo que cuando concluya su trabajo energético, encontrará la manera de volver a su hogar.
El día 12 de octubre, recibo una llamada de Carolina. Aun sin salir de su asombro, me comenta que la contactó una joven diciéndole que hace más de un mes le dieron a Mochi como regalo, la persona que se lo dio le dijo que lo había encontrado en la calle y que no tenía dueño. Pero recién días atrás y a raíz de una desavenencia con esa persona, ésta última le entregó el collar, que maliciosamente había quitado al gatito cuando lo encontró, ocultándole a ella que tenía un hogar.
La joven, luego de pensarlo varios días pues obviamente se había encariñado con Mochi, decide hacer lo que siente que es lo correcto y logra, luego de varios esfuerzos, contactar a su familia. No fue fácil, pues el collar no tenía los datos del gatito, por lo que tuvo que valerse de las redes sociales para dar con su familia.
Es así como 33 días después, Mochi vuelve a casa. 😃❤️
Muchos de nuestros animales de compañía asumen misiones espirituales en beneficio de nosotros los humanos, y Mochi eligió hacerlo para la persona que lo acogió.
Los maestros aparecen en nuestra vida en distintos cuerpos, y de diferentes formas, en este caso vinieron en forma humana y en forma de gato.
Por mi parte, mis lecciones aprendidas con Mochi y con la joven que lo entregó de vuelta a sus dueños son, actuar con desprendimiento cuando percibimos que alguien lo requiere, honrar y respetar a nuestras mascotas y elegir siempre la vía correcta.
¡Es mi deseo que también hayas recogido tus aprendizajes de esta hermosa experiencia!✨✨
Marianella Núñez G.
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